Aquella extraña figura dejó sin respiración a los paseantes y dijo; solo deseo curar a la niña.En el año 1860 Don Margarito, pasó por su hermano Néstor para ir a la iglesia, en el camino vieron a Don Lucas con su familia, todos iban al templo de Guadalupe, ya era la última campanada.
Leyensa de Aguascalientes. La esposa de Néstor muy angustiada por su niña el médico le dijo; que solo un milagro la salvaría, iba rogarle a Dios que no se la llevara, todos caminaban hacía la iglesia apresurados.
Al llegar a la esquina, dieron vuelta cerca de la huerta de los Leos, se mostró un hombre muy alto, con traje negro y chambergo de ala ancha, se acercaba a las personas y sintieron un escalofrío inexplicable que empezaron a temblar.
En silencio asustados llegaron a la iglesia, nadie hablo de lo que vieron, una vez que termino la misa, se despidieron y con excusa no fueron a desayunar con Don Margarito, todos se fueron a casa. Al otro día se reunieron los amigos y cruzaron la plaza de San Marcos al tomar la vereda, apareció la extraña figura, que se aterrorizaron y pasó lo mismo, desapareció.
Su encuentro fue casi un mes, algunas personas ya no querían ir a la iglesia por miedo pero Don Néstor y Don Margarito no dejaron de salir, ya empezaron a comentar del aparecido que siempre pasaba junto a ellos. Un día don Margarito rezaba el rosario rumbo a la iglesia, la figura se acercó a ellos, se paró con voz de ultratumba le dijo a don Néstor que lo llevara con su niña enferma.
Al oír esa voz, corrieron hacia la iglesia, oyeron misa que al terminar hablaron con el sacerdote, para ponerlo al día y le pidieron un consejo, les dijo que accedieran lo que pedía y a lo mejor ayudaba a la hija de don Néstor que estaba muy grave.
Los amigos, se ofrecieron acompañar al otro día a Don Néstor, menos las señoras que tenían miedo. Ellos al llegar al lugar, se aparece el espectro y Don Margarito- eres de esta vida o de la otra- el fantasma retrocedió solo dijo; deseo curar a la niña y desapareció.
Después, Don Néstor llegó a su domicilio y se enteró que aquel hombre estaba en el cuarto con su hija, decía rezos y le puso la mano en el rostro de la niña, que quedó estampada para siempre, poco a poco la niña se sintió mejor, que se sentó en la cama y dijo que tenía hambre.
La niña Lupita quedó como si nada, perfectamente bien, solo se le quedó en la cara los dedos pintados, el hombre de chambergo nunca más volvió aparecer.
Si este artículo te parece digno y valioso para compartir... ¡Hazlo ahora!