La monja del campanario de la Catedral

En la época (1862-1867) de la Intervención Francesa una joven se enamoro de un militar francés a sus padres no les gustó esa relación y la metieron en un convento.Esta joven hermosa conoció a este muchacho porque le curó unas heridas durante una pelea callejera y lo ocultó para salvarle la vida. Algunas personas han visto a una monja en el campanario, esperando a su amado.

Leyenda de Durango México. Hay dos versiones. Dicen que él se fue a su país antes que lo fusilen pero le prometió a ella regresar y no lo hizo, otra dicen que como él se fue y ella quedó embarazada incapaz de soportar la vergüenza, desesperada por la ausencia de su amor subió a la torre del campanario y se tiró al vacío. Todos coinciden que en las noches en lo alto de la torre se ve a la monja que aun espera a su amado.

La otra versión

Beatriz era una joven hermosa, hija única de la familia, y por esa razón se trasladaron a la ciudad, para que tenga una buena educación, la casa la consiguieron cerca de la Catedral.

Corría el siglo XIX, pero la joven decidió entrar al convento, sus padres que la querían mucho aceptaron con gusto, lo preferirían que verla casada con un papanatas, el padre dio una fuerte suma al convento como donación.

Con el tiempo, el clero afectado por las leyes de Reforma cerraron algunos conventos, uno de esos, es en el que estaba Beatriz, la monja regresó a su casa con la desagradable noticia que su madre había muerto y su padre muy enfermo, al poco tiempo el señor fallece y ella tiene que hipotecar la casa para solventar los gastos de entierro y otros, mientras ella espera volver al convento.

Beatriz se encontraba sola en su casa, su rutina era la misma, mientras afuera desfilaban las tropas francesas del Imperio entraron a Durango con un buen recibimiento por la burguesía y el clero.

Entraron los franceses con lluvia de flores

Hasta los intelectuales les escribieron versos, se les ofrecía banquetes, en su mayoría eran oficiales jóvenes muy guapos con monedas de oro en los bolsillos. Estos militares franceses enamoraban a las duranguenses y ellas se dejaban querer. Corría el año 1866 estaba en la calle un joven mexicano que quería hablar con su novia y un oficial francés de nombre Fernando cortejaba a la misma muchacha, el joven duranguense molesto le clavó varias veces su cuchillo en la pelea, el militar herido corrió y dio vuelta a la esquina consciente que si lo alcanzaba lo mataría. En su desesperación empujaba puertas de las casas hasta que se abrió una, la de Beatriz.

El francés calló malherido sangrante, la monja lo miro y no buscaba que hacer, después lo curó, le dio agua y después le abrió la puerta y lo invito a salir de su casa, el hombre le suplicó que lo dejara quedarse para salvar su vida, ella insistía que se vaya de ninguna manera quería que se quedara, el militar saco su espada y le dijo a la monja, que si sigue haciendo escandalo la mataría, el le dio monedas de oro y ella no lo quedó más remedio que aceptarlo.

Ahí quedó escondido

Ella lo seguía curando, le daba de comer, pasó un tiempo los dos eran jóvenes y se enamoraron, Beatriz se entregó a él. Napoleón III ordenó el retiro de las tropas francesas, y Fernando el francés se tenía que ir con su tropa, le prometió regresar Beatriz era Noviembre de 1866. Se cuenta que en el camino el joven fue muerto en una refriega el trataba de llegar a su tropa. Beatriz decía “tiene que volver señor, tu me lo vas atraer”.

Ya tenía meses y estaba embarazada, que todos los días subía al campanario de la catedral para ver de lejos si llegaba Fernando, hasta que un día un cura llegó y vio el cuerpo de Beatriz en el suelo. Se cuenta; que se tiro por la desesperación de una altura de 30 metros, dicen algunas personas que han visto una monja parada en el campanario, que sigue esperando a Fernando.

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