Cuenta la leyenda, que Zamná era el supremo sacerdote de los Itzaes uno de los hombres más sabios, dominó las ciencias y las artes con solamente observar los cielos pudo regular el calendario, la forma que sabia las fechas de las siembras, sus normas se regían con el conocimiento de la naturaleza. Se cuenta que era un hábil curandero, podía descifrar los secretos de las hojas, los tallos y el néctar de las plantas.
Leyenda maya del henequén. Solía salir a recolectar hojas y enseñaba sus propiedades curativas a sus discípulos.
Descubrió un agave, acercó la mano a una de las pencas se pinchó el dedo con la espina, el dolor fue fuerte, sus discípulos apenados bajaron la cabeza al presenciar el pequeño accidente. Molestos cortaron unas hojas de la planta y las azotaban contra las piedras fuertemente, al ver Zamná que de las hojas se desprendían unos manojos de fibras largas, fuertes y blancas. en seguida pensó en su utlidad para el pueblo.
Zamná detuvo a los jovenes y dijo: la vida y el dolor nacen juntos, he sufrido y al mismo tiempo el descubrimiento de la planta más útil de mi pueblo, el henequen. Este enseñó a los Itzaes a trabajar el henequen, hacer cestos, hamacas, cuerdas, para lo que necesitaran y fundó Izamal como se lo dijo los dioses.
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