El Charro Negro (un muerto montado a caballo)

Leyenda de Querétaro. Se cuenta que este personaje atemorizó a los habitantes de un pueblo llamado Bernal. Una mañana don Esteban se encontraba en un corral contando sus vacas que recién había comprado, cuando llegó su caporal y tres arrieros que llegaron a medianoche con ganado; estaban muy asustados por que al llegar al cruce de un camino, les salió de la nada un jinete.

Que al pasar donde ellos estaban, sus caballos empezaron a relinchar y se pusieron muy nerviosos, un viento gélido que casi los congela los agarró desprevenidos, lo más extraño era que al charro no le veían las manos ni la cara a pesar que la noche era clara, su caballo más que caminar flotaba y de pronto a unos cuantos pasos de ellos se les perdió de vista, se esfumó.

Don Esteban — yo no creo en aparecidos, dos de sus arrieros le dejaron el trabajo. En otra ocasión el Tarantín hasta dejó la borrachera, aseguraba que una noche se le apareció un muerto montado a caballo.

Un muerto montado a caballo

Cuenta; que se quedó dormido afuera del camposanto era muy noche y lo despertó el paso fuerte de una cabalgadura que resoplaba muy fuerte; el Tarantín pensó que era su compadre se levantó a pedirle para un trago cuando estiró la mano vió que al jinete sin cara, ni manos que se les vieran; se paró de dos patas el caballo se fue echando chispas con sus cascos.

Pasaron los días la gente platicaba de la aparición fantasmal del Charro Negro, los pobladores fueron a ver al sacerdote y lo convencieron que era el único que podía enfrentarse al fantasma y dijo, deseo la tranquilidad de todos, con la bendición de dios resolveré el problema.

El sacerdote y el sacristán prepararon agua bendita, una vela y un crucifijo. Cura y sacristán, llegada la noche bien cenados y abrigados salieron casi a las once y media de la noche caminando se dirigieron al panteón, llegaron y esperaron con paciencia al jinete de la noche, mientras rezaban un rosario pasó el tiempo, de repente un fuerte viento helado comenzó a soplar fuertemente, al voltear el cura vió a un hombre vestido de charro montado en un caballo prieto.

Que se acercaba a ellos sin hacer ruido, no se escuchaban los cascos ni los resoplidos, a corta distancia; se baja el jinete, el cura invocando el nombre de Dios Todopoderoso pidió al hombre o lo que fuera que no continuara acercándose a ellos y que les dijera si era de esta vida o del otro mundo.

El Charro hizo alto pero reinició su recorrido hacia el cura

El cura y el sacristán temblando de miedo retrocedió unos pasos dejando solo al sacerdote, el jinete agarró la rienda .de su caballo caminó arrastrando los pies lentamente se acercó al cura ( mientras rezaba un padre nuestro y se encomendaba a Dios) se arrodilló ante él, se quitó el sombrero con la mano que con la luz de la luna se veía descarnada, no se le veían los ojos y le escucho decir con voz hueca, --"cometí muchos pecados que me impiden el descanso eterno, agradezco su presencia y me arrepiento de mis pecados le ruego confesión para el descanso de mi alma"-.- El sacerdote dio el sacramento de la confesión bendijo al charro éste se levantó agradeciendo al religioso se puso el sombrero, montó su caballo e inició su marcha desvaneciéndose en pocos segundos.

Después de muchos años se dice que otra vez se ve el Charro Negro

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