Leyenda de Durango.- "Curro, se dice a la clase alta, ropa elegante y finos modales". Santiago Papasquiaro, Hidalgo y madero, son las calles principales del lugar, las muchachas pasean por ahí con vestidos de la última moda, y los muchachos las admiran con piropos y tal vez conseguir una novia, además no falta los viejos rabo verdes chuleando y piropeando a las damas.
En la calle de Madero cuando alguien camina a las once de la noche es perseguido por un fantasma distinguido con ropa fina, que no permite que le vean el rostro, cuando alguien se atreve y trata de conocerlo, voltea rápido de lado contrario y nunca ha sido identificado, no trata de asustar, pero las personas están convencidas de que es algo sobrenatural, algunos con valor le preguntan; “¿eres de este mundo o de otro?”
A la gente se le eriza la piel y el pelo. Cuando una persona lo ve venir y no sabe de este ente, sigue caminando solo se pegunta; ¿Quién es ese tan elegante que viene? Pero cuando lo ven, su rostro no lo tiene definido y los que logran verla su cara es diabólica que asusta al más valiente. Es más tenebroso cuando el fino caballero fantasma, cuando pasa al frente de una persona hace una reverencia y sus manos hacia atrás a la cadera, también con el pie derecho toca el suelo con la punta de sus zapato bien lustrado, se inclina con cortesía de un caballero, se retira rápido tratando de evitar a los miedosos.
Eso dicen que fue hace cien años, los ricos vestían muy elegantes igual que el curro fantasma, este espectro es el ánima de la alta sociedad, que de vez en cuando demuestra cómo era Santiago Papasquiaro.
Las personas que visitan este lugar dicen que de las once de la noche a cinco de la mañana hay mucha tranquilidad en las calles, alguna personas han sido víctima de terror al ser abordado por el famoso Curro de la media noche.
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