Leyenda maya. Yuum K´aax es el dios guardián de los montes, el “Señor de los Montes”, el “Dueño del Monte”. El campesino que quiere cortar o limpiar un área del monte para hacer su milpa le tiene que pedir permiso. Los cazadores a él se encomiendan cuando van a la selva siguiendo a un venado. A Yuum K´aax le ofrendan los primeros frutos de la tierra, ay de aquellos que ignoren su protección.
Algunos se refieren a este dios como el “Dios del Maíz” los antiguos mayas lo representa como un ser sentado y en sus piernas asentada una planta. Los campesinos actuales, lo imaginan como un espíritu que se traslada como el viento que pasa junto a las mazorcas.
El ejidatario, al hacer su milpa tiene que talar árboles y arrancar hierbas y después quemarlo, antes de esto tiene que ofrecer una pequeña ofrenda al Señor del Monte: el sac-há un atole preparado con maíz blanco que se endulza con miel. Los campesinos eligen las cuatro esquinas del terreno de la milpa y en cada una se pone un altar hecho de las ramas cortadas en ese lugar, estos hombres hacen rituales a Yuum K´aax, enseguida terminada la ceremonia se toma el sac –ha que se reparte a todos los que están y por ningún motivo se puede tirar ninguna porción.
El ká k´as iik´, mal viento dicen los mayas que son fuerzas malignas, aquejan a los ejidatarios que no hacen ofrendas ya sea por rebeldía o ignorancia. Cazadores que llegan y entran un monte virgen donde descansa el dios, hay mucho peligro y más le vale dejar ir a un animal herido, que muerto.
El dios Yuum K´aax hace ver alucinaciones a los cazadores que hace ver a sus compañeros el animal que están cazando y le disparan. No es extraño que en los pueblos los hombres que van al monte a cazar venado, le disparan a su compañero ellos insisten que vieron un venado. A veces Yuum K´aax hace que se extravíen en el monte, los que van por leña, no regresa por días o semanas, el Señor del Monte lo despistó. Se venga, quienes dañan sus propiedades.
Un anciano del pueblo contó, que un hombre se perdió en los montes Tixhualatún. Se gastó todo lo que llevaba, tortillas hechas a mano, tomaba pozole que hacía con el agua de las sartenejas, que veía en el camino, mientras encontraba el camino para regresar.
Durmió varios días en medio del monte, hasta que finalmente encontró la vereda conocida para el regreso a su casa. “El muy tonto echó en balde el bien encontrado”; En la última sarteneja que vio, después de tomar agua, orino y cagó en ella para que nadie tomara en ella.
La furia de Yuum K´aax fue inmediata. Cuando se puso de pie el hombre vio como cambió el panorama verde del monte y se vio en un lugar desconocido, empezó a buscar de nuevo la salida y no la encontró. En su desesperación daba vueltas para para ver veredas conocidas y se encontraba la misma sarteneja contaminada
Después de varios días tuvo que tomar de esa agua con su porquería. Así es Yuum K´aax es la tarea de su vigilancia el dios se multiplica.
Yy ya.
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