La azucena del Convento de las Carmelitas.

Se repetía, año tras año, el prodigio de la azucena aun que habían cambiado su sepulcro.La marquesa de Aldara era una joven de veinte años, Doña María Fuensálida era blanca, rubia, de ojos azules, chica bella, había decidido dedicarse a la vida religiosa. De sus pretendientes era el que más le caía mal. En el convento no se le permitía verla porque él insistía mucho.

Leyenda de Michoacán. Nobles y ricos pretendientes le salieron, le pidieron matrimonio, ella con cortesía les decía que no. Hubo uno muy terco que estaba tras ella don Luis Peláez, mayorazgo de la montaña de Santander que llegó a México con el Virrey Marqués de Croix, cuando vio a doña María se prendó por su belleza.

Era el menos agradable de sus pretendientes

Tenía poca nobleza y dinero pero guapo y elegante militar, un aventurero malhumorado. Si a los otros que si eran ricos y de conducta irreprochable les dijo que no “¿Cómo le iba hacer caso a este aventurero?” esto le indigno mucho a don Luis que la perseguía a donde fuera, en la iglesia y paseos.

Los padres de ella ya la llevaron al convento al Beaterio de las Carmelitas, sur de Morelia, allí vivían las monjas que servían a dios, ocupadas con la oración, en la educación de niñas pequeñas, oficios divinos, fabricaban los famosos guayabates (dulce de guayaba).

En ese lugar pasó un año doña María de novicia, ya era Sor Angélica de la Cruz, Don Luis descubrió donde se había metido y fue en su busca desesperado y furioso. Cuando llegó a Morelia empezó a rondar el convento para verla y hablarle. Pero nunca lo consiguió, cuando las monjas iban al coro a la iglesia ahí estaba don Luis en la reja para ver si la veía, cuando cantaban quería ver si escuchaba su voz.

Todo fue inútil no se le permitía verla

La superiora permitía que Sor Angélica faltara al coro, por su perseguidor. Aburrido y molesto don Luis meditó un plan para robarse a Sor Angélica y huir con ella, para vengarse de su sufrido menosprecio.

Una madrugada cuando todas dormían con una ganzúa abrió la puerta de la huerta del convento, llegó al claustro donde estaban ellas y se dirigió a la celda de Sor Angélica, entre abrió la puerta y la contempló “abobado” por unos instantes, la tomó en sus brazos y se fue hacía la huerta.

Sor Angélica gritaba y la amordazó.

Las monjas no escucharon nada, la novicia quería escapar de su raptor, este enfurecido por la resistencia de Sor Angélica le amarró una soga al cuello y la colgó del árbol junto al pozo y el desgraciado corrió.

Al otro día, las monjas encontraron el cuerpo colgado de una rama del fresno, en ese momento pensaron que se suicidó después recapacitaron que la novicia era un dechado de virtudes para hacer eso.

Las religiosas enseguida pensaron que fue un rapto y la asesinaron por don Luis, este desapareció, la autoridad virreinal tomo cartas del asunto. Sin honras fúnebres enterraron a la novicia al pie del fresno, por la forma que había muerto en pecado.

El tiempo pasó, cuando el jardinero vio encima de la fosa de Sor Angélica una mata de azucena llena de flores que nadie la había plantado, cada año este fenómeno sucedía. La comunidad mando a exhumar los restos de la novicia, la llevaron a la iglesia se le canto como si fuera su funeral y la enterraron junto a las otras monjas fallecidas. “Se repetía, año tras año ahora en ese lugar el prodigio de la azucena con mucha admiración de todos”.

¿Te ha gustado? ¡Comparte!

Si este artículo te parece digno y valioso para compartir... ¡Hazlo ahora!

Publicaciones relacionadas

El fantasma del convento de la Merced

Leyenda de Guanajuato. Un pintor famoso de nombre Gerardo Murillo alias el Doctor Atl, en ocasiones caminaba por varias zonas del exconvento, buscaba iluminación para sus pinturas. Una tarde el pintor vio que el coronel y su ayudante

Un duende y un perro en el Convento de Santo Domingo

Estos sucesos pasó en la iglesia del Convento de Santo Domingo, que le dio nombre a la plaza. El fraile que atiende el templo era Fray Hernando de Ojeda, modelo de austeridad y sencillez. Repasa un abultado cartapacio de hojas de papel