Leyenda de España. Se cuenta, que a veces pasaba caminando con rapidez un perro negro grande, fuerte, con ojos rojos que al verlo causaba miedo cuando lo veían venir, las personas, cruzaban a la banqueta de enfrente para no pasar junto a él, este animal andaba sin mirar a los lados, su cabeza de frente como si estuviese junto a alguien.
Este perro tenía la peculiaridad de sentarse en la acera frente a la puerta de una casa ahí se quedaba tres o cuatro días echado bajo el sol, o de la noche; sin comer, ni tomar agua, se retiraba hasta que saliera de la casa el difunto en su ataúd.
En una ocasión, el perro se sentó frente a la casa donde vivía una anciana que estaba muy enferma; sus hijos salían con escobas para alejarlo, le echaban agua para que se vaya, nunca pudieron hacer que se retire, solamente se alejaba un poco, cuando la gente entraba a la casa él regresaba a su lugar, él nunca les ladraba ni trataba de morderlos pero su presencia imponía. Hasta que salió la viejecita en su féretro, él se fue.
Lo que más asustaba a la gente, era cuando el perro se sentaba en las afueras de una casa dónde solamente habitan personas jóvenes y sanas, inesperadamente alguien de ahí fallecía, se dice, que la muerte está junto con su próximo inquilino y su mascota se queda afuera a esperarla.
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