La larga elegante vestida de negro

Leyenda de Guanajuato, Cuentan los trasnochados que en el pueblo, después de las doce de la noche, por el Baratillo, de lado donde está la fuente de la Reforma, se aparece de la nada una mujer vestida de negro con velo en la cara que pasa caminando y dejando un fuerte aroma de perfume. Varios lugareños que la han visto con temor, entre ellos Don Javier.

Don Javier, sostiene que una noche estaba con dos amigos platicando en el portal de una amiga, pasaba de las doce y madia de la noche cuando de pronto escucharon unos pasos de zapatillas de mujer, curiosos voltearon y vieron a una dama elegantemente vestida de negro, alta y delgada con velo en la cara que caía de un sombrero de los que se usaron por los años treinta, que se desprendía una cabellera oscura, abundante y larga.

A escasos cinco metros les pasó por enfrente, todos se quedaron callados mirándole para ver si sabían de quién se trataba; sin embargo, concluyeron que no era del pueblo ni nunca la habían visto. La dama pasó de frente sin saludar.

La catrina subía por el empedrado

Curiosos la siguieron porque se les hizo raro que a esas horas de la noche, cuando ya no había nadie en las calles, todo se encontraba cerrado, una mujer anduviera caminando sola por la calle muy arreglada. La siguieron con la vista hasta que dio vuelta a la esquina que arriba lleva hasta la punta de la loma, un lugar solitario, enseguida los tres amigos caminando aprisa, sin hacer ruido vieron que la dama elegante, enfilo por el callejón que se encuentra oscuro los jóvenes decidieron seguirla para ver a donde iba o se metía.

Vieron que La Catrina continuaba subiendo lentamente porque el empedrado le dificultaba el paso de las zapatillas de tacón muy alto y delgadito. Escondidos tomaron la decisión de entrar al callejón oscuro para ver más cerca a la misteriosa mujer porque la podían perder, a escasos diez pasos de distancia.

La Catrina se paró y volteó a mirar a sus seguidores

Sin decir palabra se quitó el velo pero no se miraba la cara, de pronto sopló un fuerte viento helado, ante los ojos de los tres amigos la Catrina se fue desvaneciendo al atravesar una barda hasta perderla de vista en dos o tres segundos, como chiflido los tres curiosos corrieron, lo cierto es que la Catrina sigue apareciendo en las madrugadas.

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