Se cuenta que esto pasó en los ochentas, el protagonista Abel Morales, taxista, cuando trabajaba en el turno nocturno después de la media noche, ningún cliente le solicitaba el servicio se fastidió y se fue para su casa, pasaba junto al templo “El Saucito” y más adelante esta el cementerio del mismo nombre y ahí le hace una parada una mujer vestida de negro.
Leyenda de San Luis Potosí. Dice el taxista; al fin un cliente, ella se sube y le pide que la lleve a varias iglesias, Abel le dice; que lo más seguro que en este momento no estén abiertas.
La señora vestida de negro le contestó – no importa, lo único que quiero, es hacer una oración en las puertas de cada iglesia-, el chofer la lleva primero a la iglesia de San Francisco, en el camino la mujer no hablaba nada, aunque Abel quería medio conversar la señora nunca le contesto ni media palabra, el taxista pensó en su concentración a su rosario, cuando llegaron al templo ella bajo y camino con movimientos lentos rezó por unos minutos y regresó al taxi y le pide que la lleve a la iglesia de Guadalupe, hizo lo mismo y así la llevó a siete iglesias,
En la última visita de la iglesia ella, al chofer le dice; por favor me regresa donde me subí por primera vez y disculpe no tengo dinero en este momento pero le voy a dar una carta y una medalla que lleva mi nombre para que le dé a mi hermano el Lic. Mario Palomares él le pagará todos sus servicios, el chofer molesto agarro la carta y medalla y lo puso en el otro asiento
Llegó donde debería bajarse la mujer, estacionó esperando que ella bajara, cuando el volteo a verla no estaba en el carro, él se bajó rápido para verla hacia donde se dirigía y no la vio y como estaba muy cansado no le dio importancia.
Al día siguiente, todavía molesto se presentó a las oficinas del Lic. Palomares le entregó la carta y la medalla y le dijo que su hermana Socorro lo mandó para cobrar lo que ella le debe por sus servicios. El Lic. Palomares toma la carta y la medalla la voltea y dice Socorro al chofer le dice; -mi hermana murió hace seis meses- le ofreció el dinero como pago de los servicios, el taxista no aceptó el dinero, se asustó tanto, que Abel Morales a los tres meses después muere inexplicablemente.
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