Leyenda Los Ermitaños de Hidalgo

En La época colonial, en un poblado de Hidalgo, una de las fincas más ricas de ese lugar vivía un terrible hombre adinerado solo, sin mujer e hijos, ningún pariente, su vida era un secreto. Era dueño de otras haciendas y por ese motivo las personas iban a pedirle trabajo, los contrataba pero el pago era una miseria y aguantaban malos tratos por el viejo.

Leyenda de Hidalgo. Algunos de sus criados vivían en el poblado apenas les alcanzaba comer, pero era el único lugar donde podrían trabajar, A los trabajadores se les ocurrió sacar gusanos de maguey para venderlos a los que vivían en el pueblo, pidieron permiso al patrón y se los dio de mala gana.

Después de un tiempo, un sirviente fiel al dueño le informó, que los trabajadores tenían buenas ganancias por los gusanos que vendían. El hacendado se molesto y prohibió que extraigan gusanos el que lo hiciera tendría un castigo que nunca podrán trabajar más.

Se crearon chismes en torno del dueño

Por que desaparecieron hombres de la región. Se cuenta, que el hacendado solía salir a la plaza del pueblo y si veía a una mujer que le gustara enseguida le ofrecía dinero y joyas para deslumbrar a las señoras corrían de él por su fea fama.

Cuando le gustaba alguna mujer y estaba casada, ordenaba llevar al marido a la finca y lo mataban el cuerpo los devoraban los puercos. El hacendado le decía a las mujeres que si querían ver a su marido tendrían que ir a la finca, algunas fueron, pero nunca volvieron a saber de ellas.

Pasó el tiempo y ya no se le veía por las calles y en la hacienda ya no se escuchaba los gritos y los castigos que le daba a sus trabajadores. Se enfermó y se murió de una epidemia que cayó en el pueblo.

El ataud amanecia fuera, desenterrado

La leyenda cuenta; Sus fieles sirvientes lo llevaron al cementerio, rezaron y lo sepultaron, al otro día amaneció su féretro fuera del panteón nadie se explicaba, este destino se repetía cada vez que enterraban el ataúd, amanecía fuera del cementerio.

Con miedo y cansados de la situación los sirvientes decidieron regalar todo el dinero del viejo hacendado, al que se llevara el ataúd lejos del pueblo y de ellos, Pero nadie del poblado se quería hacerse cargo del muerto y su caja. De esto se enteraron unos ladrones, se imaginaron todo el dinero que iban a tener y resolvieron aceptar, y se llevaron al difunto el mismo día, salieron del panteón hacía el monte en cualquier lugar de ahí decidieron sepultarlo, se oyó un fuerte ruido se hizo un hoyanco como formando un túnel, el ataúd se resbaló hacía el túnel, estos hombres por miedo algo tan fuerte les pasó, que nunca pudieron irse de ahí para disfrutar el dinero.

Se cuenta, que hay unas piedras con la forma de humanos cuidando el lugar, a ese lugar se le nombra Los Ermitaños, por cuidar ese espacio y no ir a disfrutar la riqueza.

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